Una de las grandes cuestiones para aquellos amantes de los escenarios apocalípticos es si pueden existir los zombies. Las apariciones de estos seres en la pantalla grande, y en series de ciencia ficción como The Walking Dead, los ha convertido en iconos de la cultura pop.
La película precursora de esta moda se estrenó hace más de 50 años en 1968. Nos referimos a La noche de los muertos vivientes, dirigida por George A. Romero. Esta obra hizo que la moda del apocalipsis zombie explotara, y desde entonces su popularidad va en aumento.
Los zombies son un tema apasionante y la simple idea de ser parte de un entorno apocalíptico nos llama muchísimo. Incluso, muchos hemos llegado a pensar si sobreviviríamos a un ataque de zombies.
¿Sobrevivirías a un ataque zombie? ¡Ponte a prueba!
Aunque en muchas ocasiones dudamos que puedan existir los zombies, lo cierto es que esta posibilidad no es exclusiva de la ciencia ficción. Vamos a investigar qué dice la ciencia al respecto de la existencia de estos seres.
¿ES POSIBLE QUE PUEDAN EXISTIR LOS ZOMBIES?
A lo largo de la historia hemos sido espectadores de obras maestras donde los zombies son los protagonistas. Esto ha provocado que existan muchos tipos de muertos vivientes con características particulares.
Es decir, en series y películas de zombies como The Walking Dead, Guerra Mundial Z e incluso Zombieland cada zombi es distinto. Algunos son muy torpes, otros más violentos, en otros casos se encuentran en estado de putrefacción. Sin embargo, hay una cosa que tienen en común: son muertos que han resucitado.
Desde un enfoque biológico esta premisa de muertos que vuelven a la vida es imposible. Esto se debe a que la muerte detiene el metabolismo celular por completo, no podemos conseguir energía y por tanto desplazarse sería muy complicado.
Al producirse esta muerte celular los huesos de estos seres se harían sumamente quebradizos. Dicho de otro modo, el cuerpo colapsaría y cualquier golpe provocaría una rotura que lo destruiría. La columna vertebral colapsaría también, y ni se diga de las piernas, los brazos e incluso el cráneo.
Por otro lado, el sistema nervioso central moriría también, por lo que no serían capaces de ver absolutamente nada. Básicamente, al morir el sistema nervioso también mueren todos los sentidos de nuestro cuerpo. Por estas razones principalmente la premisa de la vuelta a la vida no es posible. Es decir, si hay muerte celular no hay vuelta atrás.
LOS ZOMBIES DE TAILANDIA
En Tailandia hay una hormiga que se le llama el zombie de la naturaleza. Estas especies las ataca un hongo también conocido como Ophiocordyceps que provoca que su sistema nervioso pierda el control, haciendo que su comportamiento cambie drásticamente.
Lo más impresionante es que este hongo se mete al cuerpo de la hormiga en forma de espora y provoca que sus fibras musculares se separen por completo. De esta forma estos animales padecen convulsiones que provocan que deambulen sin dirección y se caigan de los árboles. Finalmente, el hongo termina creciendo desde la cabeza de la hormiga infectada y libera de nuevo sus esporas. Su letalidad es tal que puede acabar con colonias enteras de insectos.
Como ya vimos, desde un punto biológico los zombies no podrían existir tal cual lo vemos en las películas. Sin embargo, los efectos que provoca el Ophiocordyceps da la sensación de ser similar a lo que se ve en la gran pantalla. Eso sí, por ahora solo se han visto los efectos en algunos insectos. Además de las hormigas, otras especies de hongos causan situaciones similares en diferentes especies de insectos.
A pesar de ello, muchas personas fantasean con la posibilidad de una situación similar. Estos ejemplos de la naturaleza terminan influyendo en nuestro subconsciente. No es raro que termines acordándote de ellos incluso cuando duermes. Soñar con zombies puede entrañar diferentes significados.
Pero si eres fan de los muertos vivientes ahora puedes enfrentarte a ellos en una experiencia similar a las que ofrecen las series de ficción. Corre a THEBOX Immersion y comprueba cómo sería si los zombies pudieran existir en la realidad.